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La aceituna, 100% aprovechable

Actualizado: 2 may 2019


¿Sabías que de la aceituna, sólo el 20 por ciento se destina a la obtención de aceite de oliva? Quizá te sorprenda un poco este dato pero tranquil@, no te alarmes, pues la materia restante da muchísimo de sí. Sigue leyendo y verás.... Ese 80 por ciento sobrante es el denominado «alpeorujo u orujo graso húmedo». Un subproducto que se compone de agua, piel, pulpa y hueso y que actualmente es 100 por cien utilizable gracias a la gran inversión en I+D+i que ha realizado la industria orujera en los últimos años. De hecho, esta industria, la orujera, ha logrado valorizar el cien por cien de la aceituna, consiguiendo el aprovechamiento total de toda la materia sobrante en las almazaras tras la extracción del aceite de oliva». Por todo ello, «sólo en la campaña 2017-2018 se han transformado 5,1 millones de toneladas de alpeorujo en compuestos de alto valor».

Aceite de orujo crudo

De esta manera, un 60 por ciento del alpeorujo se transforma en vapor de agua. Un 2 por ciento se convierte en aceite de orujo crudo, que será posteriormente transportado a la refinadora. Allí, tras un proceso de depuración, neutralización, winterización (corrección de la acidez y eliminación de la turbidez), decoloración y desodoración se convierte en el aceite de orujo de oliva refinado. Éste se mezcla con una pequeña cantidad de aceite de oliva virgen extra y ya queda preparado para su comercialización.



Los ácidos grasos, la biomasa y el abono

En el proceso de refinado se obtienen dos subproductos principales, que también son valorizables: las pastas de refinería, usadas en la alimentación animal, y los ácidos grasos, del cual se obtiene el escualeno, un producto altamente demandado en la industria cosmética.

Por último, del 38 por ciento restante se obtiene la biomasa, principalmente en forma de orujillo y hueso de aceituna, una fuente de energía sostenible usada tanto para el autoconsumo de la industria orujera como para su comercialización para su uso en calderas industriales, en el caso del orujillo, y en calderas y estufas domésticas, en el caso del hueso. Además, tanto el orujillo como sus cenizas son ricos en potasio, lo que los hace adecuados para la elaboración de abonos naturales, mezclados con compost, o como abono industrial.

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